Siempre dicen que en la vida hay que luchar por lo que quieres, que la vida es de los que pelean por sus objetivos, de los que no paran hasta que consiguen sus metas.
Personas admirables, de las que muchas veces harán películas biográficas,que serán interpretadas por el actor o actriz de moda en ese momento, que ensalzarán aún más (si es posible) la figura de ese hombre o de esa mujer que supero sus límites, que llevo la palabra esfuerzo a otro nivel.
Esas personas para las cuales el sacrificio es un enlace más de su ADN, que no conocen el no puedo o el no me apetece, que el único techo que reconocen es el de sus casas.
Esa clase de gente tiene una virtud que va más allá de su constancia, de su actitud o de su carácter y es que sabían desde siempre cual era su meta, tenían perfectamente definido cual era su objetivo, como si fuera una foto de 100 megapixeles de resolución delante de sus ojos.
Actitudes y aptitudes pérdidas por no tener una luz a la que seguir en un bosque oscuro donde la mayoría andamos perdidos, donde quién sabe si por suerte o por desgracia, seguimos andando sin un rumbo determinado, haciendo poco caso o ninguno a los carteles que se reflejan si la luna alumbra lo suficiente.
Perdidos que a veces se encuentran por ese bosque y acaban más perdidos que nunca juntándose en esos albergues que aparecen por el camino donde se encuentra la comodidad en el calor de la diversión y los mañana de no me acordaré de nada.
Perdidos que a veces deciden seguir andando juntos porque oye así el camino resulta mejor, y perdidos que sin esa luz que seguir no ven las ramas del camino y no son pocas las veces que se meten una hostia que acabará haciéndoles más precavidos y acabarán pisando con más cuidado y fijándose en cada paso que dan cómo si de un examen que el bosque les hace se tratase.
Y no serán pocas las veces que otros les digan que se puede andar con más ligereza, que se dejen llevar, que no disfrutan del paseo por el bosque si viven así. Pero ellos no se cayeron, no tuvieron que andar días y días con las rodillas llenas de sangre y los codos en carne viva, no saben que andar así es más difícil.
Porque no se trata de perdedores que no alcanzan sus sueños sino de perdidos que nunca los tuvieron, pero que pasearon de igual manera por el mismo bosque que esos otros, nunca mejor dicho, iluminados.
Y puedes tener "veintimuchos", "treintay" o más que casi siempre el mejor objetivo que se puede tener es disfrutar del camino por el bosque...aunque estés perdido.
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